En un sueño de agosto
se teje la huella
y un niño moreno abraza
los surcos latentes del destino distinto.
Tiene los ojos grandes,
la voz de los ángeles ignorados
en los cuadros de oro.
Lleva en su piel la historia castigada
pero él no cree en condenas.
Toma al tiempo de la mano
y baila su curso
sin el talento inventado
que los mediocres patentan.
No se detiene.
Recorre en las palmas
las formas completas,
los rostros que el verbo
quiso darle al mundo
Canta el plan de los gigantes
sin notas mezquinas
llora las limitaciones de la ignorancia
y sonríe mil veces la
sabiduría de lo primigenio.
Una tarde de Junio
besó sus ojos la vigilia
y de ese tránsito de puntos en suspenso
nació otro sueño
Tiene el gusto equivocado de la lágrima
pero el contorno de la esperanza latente
Si bailas la luna esta noche
si cantas el fuego de tu esencia humana
El ángel moreno
despertará del cuento escrito a medias
para ser del mundo su verdad y estampa
LENYA
Fragmentos del libro autobiográfico de JANET.
Hace 13 años
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